viernes, septiembre 22, 2006

Una respiración profunda, repetida varias veces en el día, relaja y dilata los vasos sanguíneos temporalmente.

Respire profundamente en forma lenta, luego exhale en forma igualmente lenta. ¿Puede dar menos de 10 respiros por minuto? Una investigación indica que respirar así de pausado por algunos minutos al día es suficiente para ayudar a algunas personas a bajar una presión arterial nociva.
Un investigador de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EE.UU. cree que en el modo como respiramos puede estar la clave de cómo el organismo regula la presión arterial; y no tiene que ver tanto con la relajación como con descomponer toda la sal que la mayoría de la población consume.
Por largo tiempo se ha creído que la meditación, el yoga y técnicas similares de relajación que incorporan la respiración profunda y lenta son beneficiosos para la presión, aunque los estudios para demostrar algún efecto han sido irregulares.
Ahora, el doctor David Anderson está tratando de demostrar el rol de la respiración, entrenando a un grupo de voluntarios con hipertensión para que respiren lentamente. A su juicio, la respiración profunda y pausada relaja y dilata los vasos sanguíneos temporalmente.
Si el científico está en lo correcto, el trabajo podría dar nuevas luces sobre la relación entre hipertensión, estrés y dieta.
"Si una persona está sentada todo el día respirando mal y tiene una alta ingesta de sal, sus riñones tal vez sean menos eficaces en deshacerse de esa sal que sí sale a caminar", explica.
Cuando la gente está bajo estrés crónico, tiende a dar respiros superficiales e inconscientemente los retiene, lo que Anderson llama respiración inhibitoria. El retenerlos desvía más sangre al cerebro para aumentar la agudeza mental pero altera el equilibrio químico de la sangre. Una sangre más ácida a su vez hace que los riñones no hagan una labor eficiente en el vaciado de sodio por bombeo.
"Tal vez ellos estén cambiando los gases de la sangre y la forma en que los riñones están regulando la sal", precisa.
Si Anderson está en lo correcto, este trabajo ofrecería otra explicación de por qué la hipertensión es lo que él llama "una enfermedad de la civilización y el estilo de vida sedentario".
De hecho, tener sobrepeso, ser sedentario y consumir mucha sal aumentan el riesgo de hipertensión. Por eso, bajar de peso, hacer alguna actividad física y reducir el sodio son los cambios de estilo de vida más eficaces que se pueden hacer para bajar la presión. Aun así, una mayoría de hipertensos necesita medicamentos también.

RIESGO

La hipertensión eleva el riesgo de sufrir ataques cardíacos, derrames cerebrales, deficiencia renal, ceguera y demencia.
Fuente "El Mercurio S.A.P.", edicion dia 22-09-2006

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